Marila Gómez-Alarcón Periodista, doctora en historia del arte, crítica de arte. Miembro de la Asociación Internacinal de Críticos de Arte A.I.C.A Abril de 2017

El paisaje escondido en el metacrilato. Crear ilusión de plasticidad a través de un soporte poco frecuente -nos referimos al metacrilatog gracias a unas manos que dirigen el trazo con dominio e intensidad, es conseguir relacionar el espacio, con un ritmo desbordante de expresividad. Estamos refiriéndonos al personalísimo estilo de Rosa Galindo, un nuevo tratamiento de la forma y de los espacios en los que ubica sus ya reconocidos temas, sobre todo florales. Los pétalos se convierten en paisaje hasta abstraerse en un universo de dimensiones incalculables. Naciendo, estos, desde un plano posterior, su intimidad va avanzando hacia el anverso, donde por fin, traslucen toda su potencia cromática. Posiblemente, el susurro de la brisa que poseen estas obras, acomodadas sobre unos fondos oscuros, que nos retrotraen al siglo XVII, nos lleva a acariciar la pureza de la alquimia de la suma de veladuras Su paleta, se transforma cuando afronta el paisaje. Los tonos escarchados y blancos ocupan un privilegiado lugar, la pintura fluye sin descanso y sin violencia. … elegantemente disfrazada con el manto más difícil de obtener:.. la naturalidad. Dibuja y desdibuja con la gracia de una veterana autora de leyendas plásticas… Un juego de luces y colores esencialmente mediterráneos, que invaden la obra en un selectivo afán de existencia artística. Sin lugar a dudas, nadie como ella sabe expresar tantas emociones y sentimientos por medio del metacrilato.